martes, 17 de julio de 2012

El titular de la Uocra fue agente del Batallón 601

Del Batallón 601 nadie es inocente
La denuncia contra Gerardo Martínez, líder de la UOCRA, por su participación en el aparato represivo y genocida del Batallón 601 de inteligencia será un hecho histórico y fundacional para echar luz sobre lo que representó el corazón de la dictadura militar.Gerardo Alberto Martínez es secretario general de la UOCRA; Secretario de Relaciones internacionales de la CGT; integrante del Consejo Administrativo de la OIT, y representante de los trabajadores argentinos ante dicha organización. Durante más de treinta años ocultó su paso como agente civil de inteligencia, o PCI, motivo por el cual cobra vital importancia que a partir de que tomó estado público los trabajadores, y la sociedad en su conjunto, puedan conocer y comprender que fue el Batallón 601.


Entre otros pasaron por el "601" represores y genocidas como los generales Suárez Mason, Alfredo Valín, Verplatsen; el coronel Osvaldo Ribeiro; el capital Héctor Vergez; José Hoyas; Héctor Frances; Jorge O´Higgins; Jorge de la Vega; Emilio Jason y Mario Davico.

No menos "celebres" han resultado, con el correr de los años y a medida que se fue corriendo el velo de secretitud que los amparaba, la intervención decisiva de PCI como Leandro Sanchez Reisse y Raúl Guglilminetti alias "Mayor Guastavino".

El prestigioso abogado santafesino defensor de los DDHH, Jorge Daniel Pedraza, ha publicado en su blog una precisa y detallada reseña sobre el funcionamiento y las tareas que llevaban adelante en el Batallón 601. Transcribimos a continuación fragmento de su investigación.

A pesar de que es lo que seguramente repetirán, sin apartarse una coma del guión, en caso de ser citados por la justicia, es virtualmente imposible, por la naturaleza del trabajo que realizaban y por la ubicación en el esquema represivo de la unidad en la que se desempeñaban, que los Agentes de Apoyo y Procesamiento del 601 ignoraran que la información que tan prolijamente se dedicaban a clasificar, estaba siendo usada para llevar adelante un plan de exterminio. Aún si no hubiera sido así, con la llegada de la democracia y la revelación pública del horror, tuvieron la oportunidad de arrepentirse de haber formado parte de esa maquinaria, la CONADEP hubiera recibido gustosa sus declaraciones. Optaron sin embargo por el silencio de la cofradía cómplice y casi como una semiplena confesión de culpabilidad, muchos de ellos decidieron permanecer sin una sola mueca de asco en su antiguo puesto de trabajo, probablemente en las mismas oficinas donde hasta hacía poco se habían desempeñado como eficaces burócratas de la muerte (*)"

D’Andrea Mohr, capitán del Ejército jubilado y arrepentido por el accionar del Ejército, lo dice en su libro Memoria de vida. “El Batallón 601 fue el sistema nervioso de la dictadura. Es muy gráfico porque señala que los PCI eran los que recolectaban la información de las ciudades, se infiltraban entre las organizaciones, partidos políticos, barrios, gremios, universidades, etc., y labraban memorándum por triplicado que uno se quedaba en el batallón de origen, otro iba a la subzona que correspondía a la provincia y el tercero se entregaba al 601 que era el Estado Mayor del Ejército; por lo que me parece que en algún lugar debe estar toda esa información.”

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